Tras 5 minutos en coche desde el templo de Karnak, llegamos al templo homónimo de la ciudad que lo alberga: El templo de Luxor.
Templo de Luxor
Este enorme templo, parte del mismo complejo al que pertenece Karnak, estaba unido a este último por una enorme avenida de esfinges de 3 kilómetros de largo. Actualmente la están desenterrando, como ya he dicho en post anteriores.
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| Entrada del templo de Luxor |
Al llegar, nos damos cuenta de que este templo forma parte de la ciudad. Está integrado en la misma sin demasiado espacio con las casas colindantes, a pesar de su enorme tamaño. La entrada estaba franqueada por dos enormes y preciosos obeliscos, que se alzaban majestuosos a ambos lados de la puerta principal. Hoy solo queda uno de ellos, el otro se encuentra en París, como tantas otras maravillas de este país. Una muestra mas del expolio que se llevó a cabo aquí y del que ahora se aprovechan museos de todo el mundo.
Junto al gigantesco obelisco, dos enormes estatuas guardan la puerta. En comparación con sus afilados compañeros quedan desmerecidos, pero son realmente enormes también. Aunque se conservan algo más, su excelente restauración hace que podamos contemplarlos en todo su antiguo esplendor.
Tras cruzar a estos dos impresionantes guardianes, llegamos al patio del templo. Según entras, las enormes y cuidadosamente talladas columnas impresionan, pero llama realmente la atención que varios metros sobre nuestras cabezas, y construido directamente encima del templo, encontramos una mezquita mucho más reciente. Al parecer, hace mucho construyeron una mezquita encima del templo original sin darse cuenta, ya que estaba enterrado en la arena. Mucho después, al desenterrar el templo, la mezquita se conservó encima. Es realmente peculiar ver como el impresionante templo egipcio hace de cimentación para el otro edificio, lo cual dice mucho de su construcción.
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| La mezquita construida sobre el templo |
Centrándonos otra vez en el templo, disfrutamos de los increíbles detalles de los relieves y de la cuidada arquitectura del mismo. En unas dimensiones algo menores que Karnak, pero de detalles más finos y cuidados. Los mismos capiteles de las columnas muestran esta evolución. Al seguir avanzando por el templo volvemos a ver la misma majestuosidad de columnas encontradas en Karnak, en un fantástico estado de conservación y de finos detalles en los relieves.
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| Las columnas en el templo de Luxor |
Numerosas estatuas llenan los espacios de este templo, algunas de ellas muy bien conservadas, y con características muy curiosas. De nuevo, las representaciones del faraón con su corona dominan la temática escultórica.
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| Estatuas similares a las la entrada principal custodian el paso a la sala hipóstila |
Al final del templo llegamos a lo que sería el equivalente al "Sancta Sanctorum". Las paredes de esta zona se encuentran perfectamente conservadas, manteniendo todos los detalles originales en los relieves de las múltiples paredes. Las galerías que lo rodean son bastante estrechas, lo que fuerza la cercanía con los impresionares relieves. Esta cercanía hace que se convierta en una auténtica experiencia. De repente, en una de las paredes, una notoria mancha negra cubre una parte del relieve. Al acercarnos a curiosear, vemos que justo ahí se encuentra una representación bastante explícita que hace algún tipo de referencia a la fertilidad (dejo volar la mente de cada uno). Según nos explican, esta mancha negra se ha originado por la costumbre de tocar esta parte del relieve para obtener una especie de bendición. No es el único lugar en el que pasa esto, como veremos más adelante en nuestro viaje.
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| Relieves en las paredes del templo |
Pasar entre las columnas es un verdadero placer. Las paredes de este lugar están impregnadas de historia, y es inevitable no empaparse de la misma. Para los aficionados a la fotografía como yo, es también un auténtico placer, ya que cada rincón ofrece 1000 imágenes distintas. Los trabajadores del templo resultan también un imán para muchas cámaras.
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| Limpiando el templo |
Seguimos con la visita, y en una zona del templo nos enseñan una parte que difiere enormemente con el resto. Las paredes están parcialmente estucadas y pintadas, y podemos encontrar elementos arquitectónicos muy posteriores. Pinturas cristianas decoran las cubiertas paredes. ¿Que ha pasado aquí? Al parecer el templo, al igual que muchos otros como éste, fue usado en épocas posteriores como templo cristiano. En esta época se cubrieron muchas paredes y se picaron muchas otras, en un alarde de tolerancia religiosa. Si nos acordamos, pasó lo mismo en Dendera.
Tras unas vueltas más, y unos cuantos cientos de fotos más tarde, nos volvemos a poner en marcha, de vuelta al barco para empezar nuestro recorrido Nilo arriba. Hoy navegaremos hasta la esclusa de Esna, y seguiremos hasta la ciudad de Edfú, donde mañana veremos su impresionante templo.
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| Unos pajarillos que jugaban entre las ruinas |
En el crucero
Los cruceros del Nilo distan mucho de los habituales cruceros usados en los viajes por mar. Son de un tamaño muy reducido para poder pasar por las esclusas. De hecho, todos tienen exactamente las mismas medidas, lo que ofrece una imagen muy pintoresca cuando los ves todos aparcados como si de cajetillas de tabaco se tratase.
Los trayectos son cortos, y se hacen de día, ya que los motores del barco son ruidosos incluso en los mejores cruceros, y dificultan el sueño. Pero su principal atractivo son las vistas desde la cubierta del barco de las orillas del nilo. Parece como si viajásemos por una autopista que se mueve en otro mundo muy distinto, ya que los escasos metros de agua que separan el barco de las orillas dejan patente la enorme diferencia entre ambos mundos. Lo pintoresco y lo triste se dan de la mano en un ambiente terriblemente pobre. Las numerosas escenas que vemos en las orillas parecen sacadas de otra época, o de una película.
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| Fotografiando el atardecer |
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| Nos esperan junto a la esclusa |
Al aproximarnos a la esclusa de Esna vemos un enjambre de pequeñas barcas que se distribuyen por todo el río. Conforme nos acercamos, las barcas se acercan peligrosamente al barco. Lo realmente sorprendente viene cuando vemos que no solo vienen directamente hacia nosotros, sino que en cuanto estamos cerca lanzan cabos para engancharse al crucero, y desde las cochambrosas barquitas de remo, y navegando bien deprisa, vender todo tipo de souvenirs (chillabas, faldas, manteles, etc) a los viajeros a pesar de los 3 pisos de altura. El video no tiene precio.
| Vendedores junto a la esclusa en acción |
Tras una hora de venta ambulante sui géneris, llegamos a la esclusa, donde el barco entra que ni echo a medida (de hecho, está hecho a la medida de la esclusa) y seguimos adelante hasta la ciudad de Edfú.
Tras una maravillosa cena, y un merecido ratito de descanso, nos vamos a la cama a descansar. Mañana es un día tranquilo. Veremos los templos de Edfú y Kom Ombo, para llegar a última hora a la ciudad de Aswan.
Buenas noches,
Rhadamon.
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