Un día mas, nos levantamos en Egipto, esta vez en la ciudad de Luxor, a orillas del Nilo. Dejamos el hotel demasiado pronto como para poder disfrutar de él a gusto, pero a cambio vamos a visitar unos lugares maravillosos, lejos de los circuitos más turísticos: Abydos y Dendera.
En la carretera: El auténtico Egipto
Para llegar a Abydos, tenemos que hacer casi dos horas de autobús desde Luxor. Nos montamos en el autobús sin grandes espectativas del trayecto (craso error). En cuanto dejamos la ciudad, el ambiente va cambiando, y conforme se hace más rural, vemos un egipto muy distinto al de las grandes ciudades. La carretera recorre el Nilo río abajo (hacia el norte), pasando por varias provincias distintas y multitud de poblaciones. Todo lo que vemos en este camino es abrumadoramente auténtico, reflejando el verdadero estado en el que se encuentra el país. No podemos dejar de mirar, ya que presenta un mundo muy distinto al que conocemos. Mi cámara echa humo de la cantidad de fotos que saco a través de los cristales. Conforme suena el obturador una y otra vez, poco a poco pienso en la cantidad de horas que voy a pasar ordenando fotos.
Aquí os dejo una pequeña selección de todo lo que vimos por el camino hasta Dendera.
En la carretera: El auténtico Egipto
Para llegar a Abydos, tenemos que hacer casi dos horas de autobús desde Luxor. Nos montamos en el autobús sin grandes espectativas del trayecto (craso error). En cuanto dejamos la ciudad, el ambiente va cambiando, y conforme se hace más rural, vemos un egipto muy distinto al de las grandes ciudades. La carretera recorre el Nilo río abajo (hacia el norte), pasando por varias provincias distintas y multitud de poblaciones. Todo lo que vemos en este camino es abrumadoramente auténtico, reflejando el verdadero estado en el que se encuentra el país. No podemos dejar de mirar, ya que presenta un mundo muy distinto al que conocemos. Mi cámara echa humo de la cantidad de fotos que saco a través de los cristales. Conforme suena el obturador una y otra vez, poco a poco pienso en la cantidad de horas que voy a pasar ordenando fotos.
Aquí os dejo una pequeña selección de todo lo que vimos por el camino hasta Dendera.
Estas escenas se repetían continuamente a lo largo de todo el camino a Abydos. La pobreza era palpable, y se veía en cada uno de los rincones del país.
Tras varios controles policiales, algún "impuesto", y muchos baches, llegamos a la ciudad de Abydos, y lo mas importante, al impresionante templo que se encuentra allí.
Templo de Sethi I en Abydos
En medio de la ciudad encontramos el impresionante templo. Ya en el exterior podemos ver muchisimas inscripciones jeroglíficas en todos los restos que rodean al templo.
En el antiguo Egipto, el templo fue muy importante, ya que se consideraba que aquí estaba enterrado el dios Osiris. Por este motivo, era un lugar de culto para este dios, con un gran número de peregrinos que lo visitaban.
Desde fuera unos impresionantes pilares recorren la fachada de lado a lado. Estos se encuentran completamente cubiertos de relieves, tanto imágenes del faraón y los dioses, como con escritura jeroglífica.
Fachada del templo de Sethi I en Abydos |
Tras un rato al sol, pasamos al interior del templo. Según cruzamos la vieja reja que hace de puerta entramos en una enorme sala repleta de impresionantes columnas. Enormes galerías se forman una detrás de otra entre ellas. Al poco de entrar, el guía nos acerca a una zona concreta de la sala y nos dice que nos fijemos en el techo. Al parecer uno de los relieves tiene algo llamativo. Al principio no vemos nada que destaque, pero con su ayuda llegamos a ver unos jeroglíficos distintos al resto y que llaman la atención como poco.
Helicopteros y aviones en el antiguo egipto. Raro, ¿eh? |
Algunas de las figuras representadas aquí llaman la atención, ya que se puede distinguir claramente un helicóptero y algo parecido a un avión (ellos hablaron de platillo volante, pero creo que eso es echarle mucha imaginación). No está muy claro el porqué de estos motivos, ya que dudo mucho que fuesen videntes. Quizá sea una casualidad, un par de jeroglíficos uno sobre otro, o un mal día del que hizo los bocetos.
Una vez vista la anécdota graciosa del día, seguimos viendo el impresionante templo. Esta primera zona está peor conservada. Aún así, los impresionantes relieves de las paredes conservan gran parte de su esplendor original.
Tras cruzar una puerta pasamos a una segunda zona en el templo, con el mismo estilo de galerías de columnas, pero estas mucho mejor conservadas y profusamente decoradas. De nuevo, los relieves en las paredes son impresionantes, pero aquí los colores y los detalles están mucho mejor conservados. En muchas zonas se conserva incluso parte de los colores originales.
El faraon siendo bendecido por Thot (izquierda) y Horus (derecha) con el agua de la vida |
Como esta, multitud de escenas se veían representadas por todos los lados. Una escena detrás de otra, en la que el faraón y Osiris son los protagonistas. En varios sitios se puede ver unas representaciones enormes de una barca, símbolo del ciclo de la vida y la muerte. Es curioso que las representaciones principales están casi a escala real.
La visita continúa por la última zona del templo, dividida en forma de tres estancias al final del templo. De nuevo, impresionantes galerías de columnas hacen la delicia de todos nosotros. En esta zona la decoración es más sencilla, y está algo peor conservada. La luz se cuela por algunas rendijas en el techo, creando preciosos juegos de luz entre las milenarias paredes del templo.
El fondo del templo |
Volvemos a la zona anterior, no para salir, sino para continuar la visita por una puerta lateral del tiempo. Llegamos a una galería que parece un sencillo pasillo, pero cuya decoración dista un poco de las vistas anteriormente. Ambas paredes están completamente cubiertas por largas filas de cartuchos, con infinidad de nombres. El guía nos explica que esta pared contiene la lista completa de faraones de todo el antiguo Egipto, a excepción de dos: Hatsetsup (a los egipcios no les sentó demasiado bien que fuese mujer) y Akenaton (el hereje, que cambió toda la religión a placer). Al parecer esta lista de nombres fue un hallazgo importantísimo para la egiptología.
Los nombres de los reyes |
Este pasillo nos lleva a otro, con otra impresionante barca que cubre ambas paredes. Los detalles de los relieves son realmente asombrosos incluso para una obra actual. Más aún para algo que tiene 4000 años. Este último pasillo nos lleva al exterior en la parte de atrás del templo, donde un amable guardia con una amenazante ametralladora nos sonríe y nos deja pasar.
En el exterior encontramos una construcción por debajo del nivel del suelo, ahora desenterrada, con unas toscas galerías de pilares y semi inundada. Esta construcción es nada más y nada menos la supuesta tumba de Osiris, al cual está dedicado el templo. La historia de Osiris es casi la de un martir. Con deciros que al pobre lo mataron dos veces, y una de ellas fue descuartizándolo y mandando sus pedazos cada uno en una dirección... Pero esa historia es larga y seguro que me equivoco, así que la dejaré en el aire.
Una vez al año tenía lugar una ceremonia que representaba la muerte y resurrección de Osiris, usando las aguas subterráneas del templo para hacer que las semillas que depositaban donde estaba su cuerpo germinaran como símbolo de vida. La historia era mucho más elaborada, pero es lo poco que recuerdo de cuando nos la contaron :)
Lo que queda de la tumba de Osiris |
Volvemos al interior del templo para pasear entre sus columnas un rato más antes de dejar este lugar. Salimos de camino al autobús para seguir con la ruta de hoy. Siguiente destino: Dendera.
Pero eso en el siguiente post :)
Hasta luego,
Rhadamon.
Hasta luego,
Rhadamon.
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